En un día soleado y caluroso, en moto, en unos 100 espectaculares carros alegóricos, en patines y a pie, los manifestantes recorrieron lentamente unos 3 km desde Chelsea, frente al histórico Stonewall Inn en Greenwich Village y luego por la Quinta Avenida hasta la calle 29, una ruta alterada este año en anticipación de los grandes festejos de 2019 que conmemorarán el 50º aniversario de las revueltas de Stonewall que en 1969 dieron nacimiento al movimiento por los derechos homosexuales.
Muchos vestían pequeñísimos atuendos, como un manifestante que llevó un bikini con los colores del arco iris y un top rosa anudado al pecho. Un patinador captó la atención de los fotógrafos con su triquini rojo que dejaba al descubierto sus perfectos músculos abdominales y medias blancas hasta la rodilla.
Este año, el lema del desfile fue "Diferente y desafiante", un mensaje que emana del trato que el gobierno de Donald Trump otorga a la comunidad LGBTQ, según los organizadores de la marcha.
Y para el extravagante concejal demócrata neoyorquino Corey Johnson, de 36 años, abiertamente homosexual, y el primer líder del legislativo municipal con HIV, el lema refleja la diversidad de Nueva York, la ciudad con la mayor comunidad LGBTQ del país, "donde más del 40% de los habitantes son extranjeros y se hablan más de 200 idiomas en Queens".
"Como dice Lady Gaga, 'Bebé, así nací'", dijo Johnson al canal ABC, antes de retomar la marcha bailando y saltando con una bandera de arco iris en mano.
Así como Johnson, otros políticos en este feudo demócrata que es Nueva York participaron en la marcha, incluidos el alcalde Bill de Blasio, el representante Chuck Schumer y gobernador Andrew Cuomo, que desfiló tras una gran pancarta que leía "Nueva York estado del amor".
Una de las patronas del desfile este año fue la leyenda del tenis Billie Jean King, de 74 años, homosexual y gran defensora de la igualdad entre hombres y mujeres y los derechos LGBT, que desfiló en un carruaje protegiéndose del sol con un enorme paraguas con los colores del arco iris.
En el desfile del año pasado, y también en este, muchos manifestantes llevaron pancartas anti-Trump, criticando sus políticas que limitan los derechos homosexuales.
En 2016, el clima fue más sombrío tras la masacre en una discoteca gay de Orlando, Florida, que dejó 49 muertos.